La primera vez que probé un café natural quedé obsesionada y dije: "Tengo que hacer un café cómo éste, con sabores tan exóticos y diferentes, banano, mora, tamarindo", y desde ese momento empezó la búsqueda del natural perfecto. Ya llevamos 7 años desarrollando naturales e investigando cómo hacer una taza deliciosa y debo decir que estamos muy satisfechos con el resultado. Me enamore del café hace 8 ó 9 años cuando decidí que quería aprender de algo tan propio como el café, la verdad es que me daba pena no saber nada del café siendo Colombiana y desde ese momento no he parado, me he capacitado y he viajado a muchos lugares como Guatemala, Panamá, Vietnam, Tolima, Japón, etc., siempre en búsqueda de conocimiento y aprendizajes.
Mi abuelo era campesino y siempre desde muy pequeña tuve contacto con el campo, amaba correr entre los cultivos de maíz, meterme a la quebrada, montarme a los árboles a comer guayabas, sentir el olor a manga recién cortada. De él aprendí el amor al campo, de mi papá la perseverancia y la entrega y de mi hermana la confianza y la creatividad.
Amo el café porque detrás de una taza hay muchas manos y me llena de felicidad saber que el trabajo beneficia la vida de las otras personas. Cuando la gente me pregunta que se siente ser mujer en un mundo tan masculino como el café, no entiendo muy bien la pregunta, porque siempre he visto mujeres trabajando igual o inclusive más que un hombre, siempre he sentido gran admiración por ellas, la forma como cuidan de su familia, el café y la entrega en cada una de sus labores.
Sara Zuluaga
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